sábado, 11 de julio de 2009

circulo vicioso a virtuoso

Existe una sensación en el aire que respiramos, en nuestro rededor, que habitualmente se me hace muy presente. Es el percibir que todo el entorno siempre logra acomodarse. Pareciera como una rueda que gira y no se detiene. Es un círculo permanente, viciado en su totalidad porque frente a cualquier acontecimiento, sucede…nada.
Nuestros pequeños mundos como el trabajo, nuestra familia, amigos, conocidos, enemigos, objetos; se tornan intrascendentes, pasibles de ser olvidables, enterrados. La pérdida de alguno de ellos no modificara el propósito de este círculo viciado que es la mera continuación y perpetuación de la vida. La vida se abre camino mas allá de la nuestra, la de todos. Es allí donde encuentro la virtud de este ente, esta rueda que gira infaliblemente. Todo se materializa y se desmaterializa. Nacemos y morimos, morimos y nacemos. Afuera nada parece modificarse, porque esta maquinaria funciona con cada de uno de nosotros y con ninguno también.
¿En que momento pensamos que somos inquietantemente imprescindibles? ¿Para quién? ¿Para que? ¿Existe esa certidumbre? ¿Miramos a un costado mejor? ¿Habrá que buscar refugio frente a este contexto? ¿Lo encontramos en los micromundos?
Millares de interrogantes despiertan este círculo viciado de monotonía, desprecio por lo trascendente.
Tal vez tendríamos que subordinarnos y entender de una vez que la trascendencia no sirve.
Este rueda que gira y gira y no se detiene, cuando si lo haga estaremos fritos. Somos tan vilmente dependientes de esta realidad cuando este círculo virtuoso no lo es. Allí también encuentro virtuosidad, es independiente…cuando lo decida se detendrá.
Sin embargo nos sigue demostrando vicios que lo hace aun más virtuoso.

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