lunes, 1 de noviembre de 2010

Historias Medievales: el niño de Cantorbery

Esta historia se remonta a los tiempos de abades y monjes, mucho antes que el concilio de Trento dictaminara el celibato clerical ; su lugar se desarrolla en el Arzobispado de Cantorbery, ubicado al este de Kent y al noreste de Surrey; siendo unos de los obispados mas antiguos de Inglaterra y todo Reino Unido.
San Anselmo era quien presidia el cargo de arzobispo por aquellos años. Un hombre destacado por su templancia, que el mismo se adjudicaba como ´´sabiduría de Dios´´. Un erudito en materia filosofica (dialéctica y retórica). Un hombre de buen corazón.
Tal era así, que en sus viajes (solía ser llamado a cargo de consejero tanto por la cúpula eclesiástica como los líderes de esa época) tenía la costumbre de adoptar niños huerfanos y bastardos para convertirlos en un futuro en verdaderos escolásticos. Sin embargo fue en Nantes, que se topó con un niño de una mirada angelical aunque triste y abrumada por quien sabe que clases de penurias. No dudo un segundo en cargarlo en brazos y llevarlo hacia Cantorbery donde recibiría tantos sus enseñanzas como su cálido amor.
Era un niño sagaz, de suma inteligencia. Anselmo no podía creer que era fruto de un prostituta francesa y de un campesino o soldado de poca monta. ¿Donde sino en la nobleza, que se gesta mentes brillantes como la de este niño?
´´Pedro os has de llamar de ahora en adelante´´
Así fue que le dio en primera instancia una identidad. Lo segundo sería su formación a través del trivium ( gramática, dialéctica, retorica) y posteriormente el quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía). Era muy adelantado por sobre los otros mancebos. Solían decir:
alli teneis al ´´niño de Cantorbery´´, el niño mimado de San Anselmo.
Esta condición lo convertiría en la mano derecha de Anselmo en sus tantos viajes.
Sin embargo en un oportunidad, San Anselmo fue llamado a forma parte del Concilio Clermont en Auvergne, Francia. Solo los mas destacados abades y obispos eran participes de los concilios que ofrecía en ese momento el papa Beato Urbano II.
Pedro se encontraba azorado por vivenciar semejante evento, que sabia quedaría en la historia de la iglesia católica y del mundo. Y asi fue, mientras pensaba lo importante que sería su persona aún mas en Cantorbery cuando el sumo pontífice se dirigió hacia él:

Os has venido con mi estimado amigo San Anselmo, joven Pedro. Ese mérito no ha de ser sino por tu inefable inteligencia. Tenéis la oportunidad de demostrarla hoy mismo frente a este concilio. Os haré las siguientes preguntas:
¿Habréis vosotros como cristiano reclamar nuestra tierra, tierra santa ante los ojos de Dios?
¿Habréis vosotros de lanzar a los sarracenos a los fuegos del infierno para purificar Jerusalén de semejante ignominia?

Pedro medito unos segundos, miró a su maestro y volviendo la mirada a Urbano dijo:
´´Sus preguntas han de ser retoricas, mi excelencia. Las respuestas a sus cuestionamientos ya radican en la virtud de sus preguntas, y diré que la verdad de estas respuestas residen en su corazón.´´

El papa beato aguardo unos segundos y cambiando su semblante propinó palabras para Anselmo:
Os has enseñado bien viejo amigo, este joven es digno de vosotros. Así ha de ser , bajo voluntad de Dios reclamareis nuestra tierra Santa!
Y el concilio a viva voz grito: que así sea!

Pedro no era conciente de la magnitud de semejantes palabras.
Con el correr de los años se convertiría en uno de los filósofos mas importantes de la escolástica, Pedro Abelardo quien tendría a sus pies a los futuros papas Alejandro III y Celestino II.

Esta no es la historia oficial sobre Pedro Abelardo, pero aquí radica la magia de la historia, se puede hacer de ella algo propio y sumergirse en historias pseudo fantásticas en la imaginación de uno.