lunes, 2 de agosto de 2010

Cronica de un dia descartable

Suena el despertador anunciándome que la vida onírica se termino para entrar a la realidad (al menos la mía). Me dirijo hacia un espejo, para visualizar mi corporeidad y para afirmar a viva voz que puedo seguir adelante. Mis facciones, sobre todo las ojeras ocasionadas por un cumulo crónico de noctambulismo, dan muestra que solo en mi infancia realmente pude dormir.
Lo siguiente es el disfraz, mi atuendo para mostrarle a tantos colegas de esta pudredumbre existencial , que yo soy distinguidamente feliz (al menos demostrarme alineado, apolíneo, recto y ordenado...como que todo sigue deliberadamente.)
Me digo a mi mismo de nuevo, que lo que deviene es mejor y falta menos para el fin de semana. Antes de salir picoteo algo, apurado y vergonzoso. Me doy lástima por no poder desayunar como lo hacen las parejas de comerciales mermeladas o galletitas de agua. Prendo mi caja boba, el catódico que es mi compañía en el desayuno, y cena. Noticiero matutino. Me pregunto de donde sacan la entereza para sonreír a la mañana tan temprano. ¿y Por qué grita tanto Bonelli (marcelo en ´´Arriba Argentinos´´) cuando me repite y me reitera una y otra vez que el transito me sacará canas de todas las tonalidades?
Aburrido de los comerciales de seguridad, y de automoviles (uno sale a la calle insegura, llena de malvivientes que me comerán no solo la billetera sino mis convicciones y mis ilusiones. Los autmoviles es para recordarme que tengo que comprar uno para no viajar en el camión jaula al matadero), agarro mis útiles y salgo convencido de que algo bueno me pasara.
El transporte publico habla por si mismo pero yo no lo escucho por que gracias a los mercadocratas de la tecnología (como lo cita Sergio Sinay en ´´conectados al vacío) tengo un i-pod que me regala U2 en vivo Rio de Janeiro y algunos temas de zeppelin.
El día no arranca y me siento como que corrí cinco maratones de carrefour.
La misma porquería que mastico, degluto y escupo a diario, se la tengo que vender a otro infeliz como yo, otro inexistente, otro zombie de esta locura rimbombante.
´´el tengo que pagar´´ es mi motivación para seguir mintiendo sobre las necesidades de la gente.
Hora de almorzar!!!. ufff...gracias a dios!. Los 45 min para comer (no hago otra cosa) son mi oasis en el desierto de tantas almas perdidas, descartables, intrascendentes.
Mi jefe habla y hago que escucho. Yo le doy pruebas que estoy ahi para hacer de él alguien, o algo relevante, o al menos mejor.
Queda una hora para que las cadenas que sistematicamente me propicio y me auto convenzo de que es ´´mi deber´´, es lo bueno para mí porque así lo vengo haciendo (costumbre), me liberen y me dejen la sensación ingenua de que yo soy dueño de mi vida. Es interminable. Los cinco minutos finales de la jornada los aboliría para no sentir la angustiante ansiedad propia de ese lapsus.
Vuelvo al transporte público. Ahora con el gentío mas cargado negativamente, mas cansino, mas intolerante, mas atiborrado de malas experiencias. Me cuido de no rozar a nadie para no entrar en conflicto. Vuelvo a mi hermetismo al ritmo de zeppelin (stairway to heaven)
Llego finalmente al descanso merecido. Prendo mi tv para que el noticiero vespertino me diga, me vomite y me violente con las mismas noticias que otrora Bonelli se encargo de informarme.
Gracias al catódico me doy cuenta que mis necesidades están lejos de ser suplidas. Me faltan cosas, muchas... mas que faltan, deseo las sonrisas de los comerciales.
El atareado día no me deja opción que claudicar en el arte culinario. Soy bueno pero no tengo la disponibilidad para incursionar en semejante aventura. Busco y espio la alacena que me vuelve a dar muestras claras que me sigue faltando...cosas, llenar espacios. Lo congelado me vuelve a salvar de semejante frustración. Mientras degluto, me ´´conecto´´ a la virtualidad. Gente tan sola como yo que encuentra reparo del vacío existencial en la virtualidad efímera, paradojicamente inexistente. Cansado y con ardor en los ojos me dispongo hacer lo único que logra cultivarme, y es mi lectura obligada antes de entrar en sueños.
Intermitencia entre vigilia y sueño finalmente entro en el letargo sabiendo que en algunas horas, repetire sistematicamente el día de hoy porque soy parte de un sistema que logra una y otra vez descartar mis días, hacer de mi vida una rutina descartable.

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