viernes, 30 de julio de 2010

Pastor de automóviles

La palabra pastor hace referencia a lo campestre, rural dentro de mi subjetividad. En segundo lugar a un líder religioso, o alguien referido a ser la cabeza de un séquito (cualquiera sea)
Pastor-rebaño es la dualidad para que ambos conceptos sean. Se consolidan mutuamente. Sin su comunión, ninguno es.
Ahora bien, aclarada esta cuestión, pienso en los muchos que en la ciudad de Buenos Aires se hacen llamar ´´trapitos´´ .Argentinismo que soslaya el significado del diminutivo ´´harapo viejo o la vela de una embarcación ´´para hacer mención a los que ofician de parquimetros humanos . Siendo esta una contravención, esta actividad se instaló de tal manera que es parte de nuestra idiosincrasia.
Retomando entonces lo que fuere la dualidad entre pastor y rebaño, oficia un trapito con la siguiente particularidad. Este es un verdadero pastor, no de ovejas ni de personas sino de automoviles. En viva voz y al grito ´´vamoooo, vamoooo...daleee ..y moveteeeee...pastorea el transito para que aquellos que abandonan sus lugares de estacionamiento público lo hagan de manera rápida y así los muchos desterrados sin lugar para dejar sus autos se sientan cómodos de hacerlo y el pastor pueda cobrar su arancel.
Arenga, motiva, ceba, coacciona el transito embotellado ante la luz del verde del semáforo. Esta modalidad funciona y en su peculiaridad asombra y pseudo asusta a esos conductores distraidos que a la manera de una oveja descarriada vuelven al rebaño para no ser mordidos por el perro pastor.
Este sujeto no muerde, pero en su andar medio rengo y a punta de muleta empuja los automoviles para que no solo la vorágine, el desenfreno de la ciudad los acelere sino también este pastor de autos que a la manera del ´´rebusque´´ persisite y perdura.
Se lo puede encontrar sobre la calle Olazábal entre Cabildo y Vuelta de Obligado. Es digno de ser visto.

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