sábado, 23 de enero de 2010

Preso del estío

Tarde de verano. El calor penetra hasta el estracto oseo. La humedad hace su labor como buena conductora de pesadez e irritabilidad. El unico alivio lo encuentro en un ventilador añoso, que si no fuera un artificio se podría decir que se escucha su lamento por el sofocante calor.
Asomandome por la ventana puedo divisar la calle que otrora estaba plena de transeuntes, desesperados por llegar (quien sabe adonde). El asfalto da muestras claras que arde la ciudad y la idea de tan solo despuntar el hocico me genera un efecto emetico y de polidipsia.
No hay actividad más que la inactividad para pasar el momento. Mi fiel camarada esta casi en una posición postuma. El jadeo no lo deja ser. Ni Pavlov y su campana podrían animarlo. Si existiese un purgatorio para canes, el ya estaría ahí.
Mi único órgano que da señales de vida, es mi cerebro. Aunque un tanto distraído y taciturno, murmura recuerdos, situaciones analogas a esta tarde infernal. El imaginario me lleva a un momento de gran soledad, otra tarde sofocante. El estío replegaba sus bocanadas de aire caliente sobre mi semblante. Yo era un infante a punto de tener una convulsión en la calle. El desmayo altero a los pocos valientes que circulaban, con el grito de mi progenitora buscando auxilio. No se cual era la razón de la reminiscencia. Tal vez era preso de las circuntancias, el creer que esta pensando cuando era el hedor caliente el que lo hacía por mí. Cual marioneta mi cerebro también se subordinada a la tarde verano. Tanto mi fiel camarada como yo tan solo debíamos pasar el mal rato. El jadeando y yo invocando ideas estivales.

1 comentario:

  1. tengo el blog abandonado..tengo muchas cosas para subir!, pero no hago a tiempo...y eso q esta en extincion el tiempo

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